Acaban de publicar un libro en El Vaticano que ilustra, desde el título, el gusto del Papa Juan XXIII por los dias martes.
Con 180 páginas que relatan los encuentros del jerarca de la Iglesia Católica con personajes relevantes en todo el mundo, el libro "Su Dia Preferido era el Martes", de la periodista Brygida Grysiak y el arzobispo Mieczyslaw Mokrzycki, menciona, entre otras cosas, la profunda impresión que causó en Juan XXIII su encuentro con Fidel Castro, quien todo el tiempo de sus conversaciones estuvo recitando de memoria los poemas, escritos, homilías, encíclicas y demás textos de la autoría del prelado y que fueron re-publicados póstumamente en una edición monumenal de 16 volúmenes.
Lo más raro no es eso, sino que el libro dice que Juan XXIII, además de preferir los martes como dia de la semana, también daba prioritaria atención al cabecilla palestino Yasser Arafat, al que recibía cada vez que Arafat se lo pedía, incluso si el ex-cura polaco estaba de vacaciones.
En lo que al Coma-andante se refiere, esa impresionabilidad del Papa fue probablemente producto de su propia decadente salud, suficiente para no notar que su interlocutor tenía insertado en una oreja uno de esos sofisticados aparatitos de transmisión a control remoto que suelen usar los oradores y los presentadores de televisión, cuando no disponen de tele-prompter, que es también otra posibilidad en el caso de la entrevista entre el Papa y el Coma-andante, que por detrás del Papa le estuvieran poniendo cartelones a Castro con los textos que debía leer. También puede ser la explicación de esa aparente diarrea memoriosa:
1.- Que se los soplara un amanuense desde detrás de una cortina.
2.- que el comandante estuviera doblando la voz del sumiso Manolo Ortega.
3.-Que los segurosos estuvieran metiéndole interferencia en el aparato auditivo del Papa.
El papa quedó muy impresionado, -dice el libro-, por la extraordinaria memoria del lider comunista, que llegó a repetirle homilías y encíclicas que ya en la desparramada atención papal corrían como caballos sin rumbo por los desfiladeros de sus recuerdos. Quizás se durmió en medio de la insoportable descarga de aparente erudición papal. O dijo para sí "qué barbaridad, es una verdadera diarrea escolástica la de este tipo".
O es que el Papa no fue el que se impresionó, sino la periodista que dice lo de los martes papales, que si quedó alguna vez prendada del agonizante vejestorio y sus riflexiones.
Nadie sabe qué fue lo que pasó ahi, si en una las frecuentes visitas de Arafat, a lo mejor para contarle que, previendo una visita papal a Cuba, Fidel Castro hacía que alguno de sus adláteres le leyera tongas de escritos religiosos del pontífice, con tal de impresionarlo con su cháchara.
Y el Papa debe haberle dicho al palestino, "yo voy a ver si es verdad que se las aprende de memoria, y si es mentira, te suspendo la partida de dominó que teníamos programada para el verano en Castelgandolfo.
Ahora entiendo lo que me dijo alguna vez un espiritista, que el finado Carlos Marx había revelado a través de una medium europea, Eusapia Plladino, que por nada del mundo quería encontrarse en el "más allá" con Fidel Castro, no fuera que le recitara de memorias El Capital, seguido de las obras del infame Nicolás Lenin.
En fin de cuentas, ¿Por qué coño al Papa le gustaban tanto los martes? Tienen que leer el libro para averigüarlo.
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Hace 5 meses
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