Necesitamos firmas para la causa de Edgar López
Hoy que la mirada de un joven cubano sólo se estrella en una pared o es un desesperado cuchillo tratando de hurgar puertas en el horizonte; hoy que Edgar López puede colgar las negaciones en el oscuro closet donde habitan solo las burlas de los verdugos y sus secretas obsesiones, cabe recordar en carne propia algunas de esas ocasiones en las que un rechazo miserable nos hizo sentir que eran verdaderos siempre sus impuestos límites.
Yo era joven y todavía dudaba que anda gente por ahí como policías de sueños ajenos , tijera al hombro y muy vigilantes. Una vez Camilo José Cela publicó algunos poemas mios en su revista Papeles de Son Armadans. Tuvo el magnífico gesto de enviarme un paquetito con una nota de puño y letra y unos diez ejemplares de la revista. El inmenso Cela elogiaba mis poemas y me urgía a seguir creando.
Dias después, otro paquete, me traía nuevas de Madrid que me hicieron vibrar de entusiasmo: Tres ejemplares de la revista El Urogallo (1969) , con una amable nota de su directora, Elena Soriano (1917-1996) y dos ejemplares de la segunda edición de la revista conteniendo poemas mios.
En una amistosa nota se disculpaba aquella formidable escritora y crítica literaria, de que no podía pagarme los "honorarios que yo merecía" por aquella inclusión de mis poemas, que le había hecho llegar Camilo José Cela con mucho entusiasmo, aunque los había reservado inicialmente para una edición futura de la revista que el editaba en Palma de Mallorca.
Entre los elogios que colmaban mis ojos de asombro, Elena Soriano me sugería guardarme la exigua platita, ni me acuerdo ya la cantidad, para cuando fuera yo a Madrid, a lo mejor para libros o lo que yo quisiera.
Casi sin dejarme instante para tomar aliento, Nilita Vientós Gastón, que publicaba la revista "Sin Nombre" en la universidad puertorriqueña de Rio Piedras, también me escribía con elogios y tres ejemplares que contenían los poemas que me había incluído en una de sus últimas ediciones.
La llamada al orden de las talanqueras, bajo la sombra ominosa del Gran Canciller de Aduanas que maneja a Cuba como si fuera su paso de peajes, me llegó a través, -y nada menos-, que del Sargento Roberto Fernández Retamar, -asi bautizado por Pablo Neruda en sus memorias-, quien me citó a una conversación de oficio en la Casa de las Américas para advertirme que "la próxima vez que quieras publicar en el extranjero, lo hagas a través de esta institución, a través mio, para que no tengamos la desagradable sorpresa de recibir revistas de otras partes del mundo donde aparece lo que escribes sin que lo sepamos" (sic).
Otra vez fui citado al Ministero de las Fuerzas Armadas, para que respondiera a un alto oficial, del cual sólo mi amigo Julián Pérez ha logrado recordar el nombre, por una novela, "Quince y Medio", que me había publicado la editorial Letras Cubanas en una colección de escritores jóvenes, y que, en la opinión del citado oficial, "de forma velada injuriaba a los soldados de la revolución al enfocar la anécdota de mi obra en las vidas de algunos patriotas del 95 convertidos en politiqueros." Mi libro, tras una pequeña edición de mil ejemplares, nunca volvió a ser mencionado.
Otra novela mia, Memoria de Narval, fue retirada del Concurso Nacional de Literatura, a petición de dos de sus jurados, que me enviaron recado con el escritor y pintor Manolo Vidal, de que el contenido de esa novela, que ya se perfilaba ganadora entre las obras finalistas y había sido presentada al certamen bajo seudónimo, era "demasiado fuerte y alejado de cualquier cosa que pudiera justificarse en términos revolucionarios", y no querían arrastrar ellos otro "Fuera de Juego", en alusión al tristemente célebre "caso Padilla".
Conocedor de la situación, el crítico literario José Rodríguez Feo, quien a la sazón editaba la revista "Unión", de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, se atrevió a publicar un capítulo de la novela, lo único que quedó de aquella obra mía, y ello le valió, entre otras cosas, dejar de ser el director de dicha publicación.
Desgraciadamente, lo que incluyo en este post como experiencia propia, no es excepcional en el panorama de cerrojos y barreras conque poblaron muy pronto los horizontes de nuestras vidas, y seguro que cada cubano que nos lea, incluso los que por decreto no pueden leernos desde la isla de los candados, pudiera aportar una experiencia propia o un testimonio de alguien cercano.
Cada sueño cortado, cada puerta echada a la cara de nuestras esperanzas, cada candado, talanquera, odioso ejercicio de aduanas rencorosas, nos obliga a ser consecuentes con esas desesperanzas y poner hombro por hombro una muralla cada vez más grande, para que los que, como Edgar López, Yoani Sánchez, mi entrañable amigo Reinaldo Escobar y tantos otros, puedan vencer con su increible determinación y valentía, la cobarde imposición de los cancerberos de Cuba.
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Hace 7 meses
2 comentarios:
Si, por favor, necesitamos firmas. Ya en Cuba tienen más de 200.
Pueden dejar su nombre en los comentarios a este post:
http://evidenciascubanas.blogspot.com/2009/04/edgar-lopez-en-huelga-de-hambre-doce.html
Gracias a todos y a la rana pelúa ;-)
Yo no se que pasa pero cada vez que intento poner mi nombre en apoyo d eEdgar en la Evidencias, no puedo. Por eso aqui va mi nombre en apoyo a Edgar
Maria A López Chile
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